Siempre me ha gustado trabajar. Tengo la suerte de ser de los que se despiertan y van encantados al trabajo, para colmo trabajo en lo que me gusta, en lo que me apasiona, por lo tanto, me lo paso en grande en el trabajo.
El problema es que cada vez el trabajo se distancia más de lo que a mi me gusta. Me gustan los ordenadores, los problemas informáticos, los retos técnicos. Y cada vez tengo menos de eso y más de llamadas telefónicas, reuniones y ese tipo de cosas. Cada vez hago menos cosas yo y mando más cosas para hacer. ¿Es eso bueno o malo?
Bueno, en cualquier caso, esta mañana estreno taza para meterme el capuchino de todas las mañanas, así que le he tirado una foto a mi «oscura» mesa de trabajo con la taza llena.
Gracias Antonia por la taza. :)