Mi mujer necesitaba un nuevo portátil, así que ayer mismo compramos un MacBook. Comparado con mi viejo iBook la verdad es que es una pasada.
La diferencia más importante que veo es que en mi iBook, hace unos cuantos años, tardé unos cuantos días en conseguir tener mi Debian GNU/Linux perfectamente configurada, en cambio en el nuevo MacBook en cuestión de un par de horas ya tengo una Kubuntu funcionando al 100% (ya no es tan divertido meterle un GNU/Linux a estos cacharros).
La parte buena de esto es que mi mujer hoy ya está currando en su escritorio KDE con sus programas habituales, su servidor LAMP y lo que necesite a golpe de aptitude. Así da gusto. :)
Ahora voy a ver si le instalo el Eternal Lands para cuando se canse de trabajar y quiera divertirse un poco con el nuevo cacharro.
Por cierto, siguiendo con la tradición de nombres en mis equipos (Tas, Caramon, Raistlin…) este nuevo portátil ha pasado a llamarse «Kitiara».