Es evidente que me hago cada vez más viejo. Muy viejo.
Hoy me he visto en esa situación en las que yo veía antes, siendo un muchacho, a mis mayores próximos, contando «batallitas».
Hoy he estado recordando y explicando lo bonito que era ser «radio aficcionado», usar emisoras de 27Mhz, estudiar para EB (Eco Bravo), EC (Eco Charlie) o EA (Eco Alfa), hacer Packet radio con un modem, conectarse a BBS… Podría seguir durante horas.
Todo esto era mucho antes de que existiesen (al menos que se popularizasen) los móviles y lo que hoy conocemos como Internet. Donde comunicarte con alguien a miles de kilómetros de distancia suponía toda una hazaña y donde yo, hace ya unos cuantos años (que no pienso calcular), descubrí mi interés por ser un «hacker» de los gadgets tecnológicos.
En aquellos años era apasionante hacerte con los planos de una antena dipolo o una antena yagi para ganar unos cuantos dB extra y pasar apasionantes ratos fabricando y compartiendo experiencias con otros «hackers» de la radio.
Noches interminables de conversaciones con una serie de voces totalemente desconocidas que terminaban siendo grandes amigos, interesantes opiniones y respetables debatientes (me rio yo de los debates de ahora en cualquier canal de televisión).
Siempre me he considerado un ignorante de todas estas cosas, he tenido la suerte de conocer gente con unos conocimientos que sorprenden a cualquiera. Gente que me hizo interesarme por un mundillo apasionante que poco a poco se fué convirtiendo de hondas de radio en bits, en cacharros con procesadores, en un modem, en una conexión telefónica con una BBS de la península a la que no me podía conectar demasiado por que mis padres me matarían si les llegaba una factura elevada de teléfono.
A una red llamada «Infovia», que en su día parecía una fuente de datos inmensa (y poco después descubrí todo lo contrario). A las primeras conexiones con la verdadera «Internet», apasionantes minutos de lentitud y descargas para luego, una vez desconectado, leer con toda la calma y el interés la información descargada (que siempre traía nuevas incógnitas que buscar en la siguiente conexión).
A una «Internet» sin Google. Donde buscar palabras en algún buscador podía no devolverte ningún resultado (sí, sí, en serio), o donde con cierto script podías tirar abajo ciertos servidores de servicio público y los guardabas en disquetes con interes clandestino, en lo más prufundo de los cajones del escritorio.
Cuando se leían las noticias tecnológicas en papel. Cuando un manual de cualquier cosa interesante no se quedaba obsoleto en seis meses. Cuando me sentaba en el ordenador al atardecer y de pronto (o esa era mi sensación) salía el sol de nuevo madrugando más de la cuenta.
Cuando no quedó más remedio que desenpolvar mis pocos conocimientos de radio cuando empezaron las primeras tarjetas «Wireless» a funcionar en los PCs. Montando enlaces inalámbricos mucho antes de que la mayoría de fabricantes sacasen sus portátiles con «Wireless» de serie.
Sin duda me hago cada vez más viejo. Hoy utilizo los gadgets para cosas prácticas. Me siento ante los portátiles para cosas ociosas y cada vez menos si no estoy en el trabajo.
Ya hace mucho que no me instalo una Debian SID (sólo instalo servidores «estables»).
Ya casi no recompilo kernels.
Sí, soy viejo, cada vez más viejo…
P.D.: Parece que Ricardo Galli también tiene un «problema» con la edad. :)